14 de octubre de 2005

Primavera 1000

La de la blusita suelta que cae como con plomada desde las tetas.
La del corpiño de encaje que se trasluce bajo la remera.
La del escote de esos que nos hacen desear la caída libre.
La de los pezoncitos que se yerguen bajo la solerita rozagante.
La de la tanguita que se marca en el pantalón.
La del pantalón de tiro bajo, tan bajo que...
La de nariz prominente, que anticipa un culo de esos que son para poner en un cuadro.
La de la minifalda que me exhibe esas piernas dignas de ser acariciadas durante horas.
La del tatuaje justo sobre el hueso sacro.
La de pelito corto, con lo que me calientan las de pelito corto.
Aquella otra que tiene manos delicadas.
La del arito en la nariz.
La que no es hermosa ni mucho menos pero tiene mucha, muchísima onda.
Todas, sepanló, todas me calientan en esta primavera porteña de sol y cielo celeste.

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