30 de noviembre de 2005

Mañana

Tal vez escriba. Si estoy de humor.

Hace años que me siento más intro que extro.
¿Alguna vez empezaré a largar algo?

29 de noviembre de 2005

Hoy

Debería postear algo.

22 de noviembre de 2005

la (des)memoria de la ciudad

Hoy a la mañana estaba por cruzar Libertador para tomar el tren hacia San Isidro en la estación Lisandro de la Torre, cuando sentí en el aire el mismo aroma de los ciruelos que había en el jardín de mi abuela, en Pehuajó, hace muchos años.
Entiendo, en línea con Marcel Proust (y seguramente con muchos otros), que los recuerdos están más atados a los olores, a los aromas y los perfumes, que a imágenes y palabras.
Uno de nuestros sentidos que esta gran urbe más anula, neutraliza y anestesia, es el olfato. Entre todo el smog, la mezcla ensimismada de miles de aromas, las emanaciones fétidas, etc. etc. hacen de esta Ciudad una especie de anti-aroma.
Podemos decir entonces que, de este modo entre muchos otros, también la Ciudad conjura contra nuestra memoria.

21 de noviembre de 2005

15 de noviembre de 2005

Censura no more

Este blog interrumpe su programación habitual para pasar a transmitir en cadena con todas aquellas emisoras consistentes con el apoyo a la libertad de expresión, y en repudio a todo intento de censura en éste, o en cualquier ámbito.

miércoles, octubre 26, 2005
Solicitada
Los abajo firmantes, ciudadanos argentinos que expresamos distintas corrientes de pensamiento cultural, político y social. Ante el desarrollo de las próximas Elecciones Legislativas de Octubre y la evolución de los acontecimientos institucionales que se suceden, puntualizamos que:
1. La ciudadanía hoy demanda un nuevo estilo de hacer las cosas. Los argentinos quieren que se les escuche y se les respete. No quieren que se les regale nada sino que los problemas se solucionen. Se deben hacer las políticas públicas para la gente y con la gente. No de manera complaciente ni paternalista; en una relación de personas que dialogan y buscan las soluciones en el marco de los límites que se reconocen dentro de los valores republicanos. La candidatura de la Lic. PATRICIA BULLRICH a ocupar una banca en la Cámara de Diputados de la Nación refleja en toda su dimensión y profundidad dichos compromisos. Transformándose así en la candidata más representativa del espectro social porteño, al permitir conciliar la eficacia y la honestidad, cuyo divorcio viene creando un fuerte conflicto en la sociedad argentina.
2. El logro de todos estos propósitos hace también, que sea necesario que la candidata reciba un fuerte respaldo ciudadano, sin el cual no se cuenta con la pluralidad parlamentaria que la sociedad argentina reclama. Es decisión de los ciudadanos el otorgar los elementos necesarios para dar un salto hacia el futuro.
Porque estamos convencidos que PATRICIA BULLRICH siente los problemas de la Argentina y de la Ciudad de Buenos Aires en su conjunto y ha demostrado capacidad, honestidad y compromiso con los valores democráticos. Es por eso que depositamos nuestro respaldo a su candidatura a Diputada de la Nación por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y para el resto de sus candidatos al Congreso de la Nación y la Legislatura de la Ciudad.
FIRMAS:
Juan José SEBRELI (Ensayista) DNI 4.346.956
Ernesto SCHOO (Critico de Arte) DNI 4.220.981
Claudio ESPAÑA (Critico de Cine) DNI 4.225.898
Dalila PUZZOVIO (Artista Plástica) DNI 4.482.743
Charlie SQUIRRU (Artista Plástico) DNI 4.139.842
Antonio Elio BRAILOVSKY (Ecologista) DNI 4.555.854
Emiliana LÓPEZ SAAVEDRA (Periodista) DNI 2.383.269
Araceli GALLO (Psicoanalista) DNI 2.020.933
Fabiana ROTH (Actriz) DNI 16.347.895
Charlie THORNTON (Diseñador de Modas) DNI 16.826.753
Diego ALEXANDRE (Artista Plástico) DNI 16.527.789
Susana VIERI (Escritora) DNI 10.838.204
Rodolfo PRAYON (Artista Plástico) DNI 4.401.860
Gilberto REY (Autor) DNI 6.171.814
Eduardo MC ENTYRE (Artista Plástico)

Y después dicen que los gays no se comprometen...

El texto publicado arriba en bastardilla corresponde a la memoria caché de Google. Por lo que está disponible para cualquier búsqueda de información a través del servicio gratuito de dicha empresa. Éste es el origen de lo que podemos denominar EL PRIMER ACOSO POLITICO A UN BLOG EN ARGENTINA. Tan trasnochada actitud proviene de cierta ínfima minoría, carente de representación alguna en las instituciones democrácticas vigentes en el país.
Más allá (y más acá también) de toda ironía, si los autoenrolados en el ejército de censores consideran que éste blog merece ser "denunciado" ante la Policía Federal, por lo que fuera, que lo hagan. Vengan por mí, por todos los demás: los estamos esperando.

14 de noviembre de 2005

10 k

Empecé a sabotearme desde el comienzo, o desde el día anterior podríamos decir, con la compra de zapatillas nuevas, muy lindas, bárbaras, con excelente amortiguación para mi rodilla operada. El resto seguía bastante bien, comiendo bananas, comiendo sano, y con la suficiente antelación a la hora de la carrera. Pero me olvidé el agua para hidratarme en la previa. La dejé en el freezer. La había puesto un rato antes de irme para que estuviera fresca. Pero me la olvidé.
Mi objetivo era bajar mi tiempo de una hora del año pasado. Si bajaba de 55 minutos estaba hecho.
Encima el boludo de Gustavo que no aparecía. Claro, total el se lo tomaba como mera diversión, para tener su remerita, y casi no venía entrenando. No voy a decir que yo estoy en nivel de alta, ni media ni baja competencia pero hace ya unos meses que hago una rutina apuntada a esto en el gimnasio, que corro en la cinta, que salgo a correr, y no iba a ser el domingo el día que me tomara en joda, entonces. Prueba de ello es que tanto el viernes como el sábado me acosté muy temprano.
Cuando apareció traté de ocultar mi fastidio, pero se ve que no me salió. Como él me conoce no me dio bola por suerte. Hicimos el calentamiento y nos dirigimos hacia la

Largada
Como siempre, un quilombo de gente. Lo peor son los desubicados -la mayoría- que no se fijan a qué velocidad van a salir, y después hay que andar pasando, por ejemplo, a una vieja con un perrito.
Nos despedimos, por si las moscas (la convergencia de la largada de esta carrera organizada por Nike, por un lado temporal, con la Cumbre de las Américas y, por otro lado, espacial con la embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, nos pareció una combinación BOMBA). De pronto, sin que se haya notado ningún otro signo de largada, la muchedumbre delante nuestro comenzó a moverse. Al parecer se había largado nomás.

1 km
No hice otra cosa que pasar gente. Pasé la marca de este primer kilómetro en 5` 24``. Demasiado rápido si pensamos que yo debo haber pasado por la línea de largada casi dos minutos después de iniciado el cronómetro. Ahora que lo pienso hice el primer km. casi al mismo ritmo que el que ganó la carrera.

2 km
Este lo pasé creo que en 10` 30``. Así que venía igual que antes. Y la misma cantidad de gente. Algunos idiotas corrían por el otro lado de las vallas, poniendo en peligro sus vidas y la de otras personas.

3 km
Lo más divertido fue pasar el túnel de Av. Libertador. Sobre todo a la entrada, donde se ve la marea de remeras naranja bajando la pendiente. Todos gritaban, pero yo preferí guardar el aire. Hasta acá todo bien. No me acuerdo el tiempo, pero seguía más o menos con el ritmo de los dos primeros kilómetros.

4 km
Lo único remarcable en esta etapa fue una vieja que a la altura de la calle Pampa intentó cruzar Avenida del Libertador en plena marea naranja, con su bolsita de los mandados colgada del brazo. Una inconsciente. Espero que haya sobrevivido.

5 km
Ya habíamos dado la vuelta por Monroe para emprender el retorno hacia el punto de partida, habíendo alcanzado la mitad del recorrido, con lo cual me sentía satisfecho y se me le levantó el ánimo. Cinco minutos y medio el kilómetro, con lo cual en términos generales venía muy bien, pero, tuve un pequeño percance: al intentar tomar un poco de agua (sólo quería humedecerme un poco la boca) el agua se deslizó mal y me ahogué. No fue mucho, pero me quedé sin aire por un momento y tuve la sensación de que no podría volver a recuperarme. Decidí bajar un poco el ritmo. Además los pies me estaban empezando a molestar.

6 km
Pasé la marca a 30` 26``. Iba demasiado rápido. Yo me había propuesto hacer en los primeros tres kilómetros un promedio de seis minutos y medio, y a partir de ahí empezar a bajar los tiempos. Pero se me había ido todo al carajo. De todas maneras, y como no conseguía recuperar el aire y los pies me dolían decidí bajar el ritmo. El problema era que bajaba y bajaba y no encontraba ese paso en el cual uno siente que puede seguir por un buen rato más. Encima seguía habiendo mucha gente, y muchos empezaban a pasarme. Para la cabeza, un desastre. Empecé a pensar si no me habría asustado de mi propia proeza. Es que si mantenía el tiempo que llevaba hasta ahora, iba a llegar a la meta en menos de cincuenta minutos.

7 km
Uno de los más duros. Los pies me mataban. Hacía un poco más de calor, y ver a la gente cortar camino me indignó muchísimo y me hizo pensar en qué corno hacía yo ahí con toda esa gente de mierda. Pensé también en que en realidad yo no estaba hecho para correr, y qué era lo que hacía que alguien pudiera correr. Justamente, el que puede correr más es el que no piensa, porque el pensamiento mata la acción, como decimos en teatro. Los pies realmente me estaban doliendo mucho. En una curva un flaco que venía por afuera se me tira encima como tomando por hecho que yo también iba a cortar camino. Casi me paro a cagarlo a trompadas. Acá empecé a pensar en cómo me había saboteado a mi mismo y en por qué lo había hecho. No encontré respuesta. Pensé también en que hago muchas cosas, y todas no se pueden hacer bien: trabajar, hacer teatro, dar clases en la facultad, investigar y escribir, cuidar mi casa. Esto me reconfortó un poco. De repente, me pasa una viejita muy bajita, con unas zapatillas de mierda, y eso fue mucho. Estuve por dejar ahí. Eso me hizo pensar en lo pelotudo que era, en que en realidad las zapatillas me las había comprado para satisfacer un estúpido deseo impuesto por esta sociedad de consumo, y que esa viejita, esa mujer, me estaba demostrando ahí mismo que en realidad todo pasa por la voluntad.

8 km
Y claro, pero si justamente a mi algo me faltó siempre, fue voluntad. De chiquito, cuando las maestras decían “sí, Lucio puede rendir más, mucho más, pero tiene que hacer más esfuerzo”. Pero nadie hacía nada, yo incluído. Si alguien se hubiera dado cuenta y ya de chico me hubieran ejercitado la voluntad, hoy sería otra persona. Sí, seguramente, pero no. Soy yo, tengo 30 años, hasta aquí llegué y estoy corriendo esta carrera. Tengo que terminarla.

9 km
En un momento mis pies no dieron más. Decidí caminar un trecho para ver que pasaba. Por suerte no fueron más de 50 metros. No se de donde saqué la fuerza, pero me dije: “dale, vamos, hay que trotar y llegar hasta el final aunque duela” o algo así. De ahí en más todo fue cuesta arriba. Me mentalicé en pensar menos, en ser más cuerpo y menos mente. Se acercaba el último kilómetro.

10 km
Cuando daba la vuelta en Dorrego para agarrar Libertador y encarar el último kilómetro lo ví a Oscar Cortínez paradito en la esquina, en el pastito que hay ahí, viendo a la gente pasar. El tipo ya había llegado y estaba fresco como una lechuga. Ni me acordaba cuánto habían hecho los primeros el año pasado, pero verlo me estremeció realmente y me dio mucha energía para seguir. Y cuando digo estremecimiento hablo de ese que uno siente en el cuerpo, como un hormigueo. Eso sentí y empecé a acelerar. Aunque me dolían los pies como la puta que lo parió. Aunque me daban ganas de parar y llegar caminando. Empecé a pensar en el yoga, en que lo importante era el presente, en que no era ni cuerpo ni mente, sólo vibraciones exquisitas. Se me dibujó una sonrisa en la cara que quedó disimulada como una mueca de esfuerzo para tomar aire en los metros finales. Estaba llegando a Sarmiento. Había gente en gradas al costado de la calle. Pensé en que nadie me esperaba, no se por qué. Corrí los últimos metros. No recuerdo haber sentido dolor. Levanté los brazos al cruzar la meta. No se si llegué a dibujar la V con los dedos. 54` 24`` decía el reloj. Después supe que mi tiempo había sido de 53` 38``.

7 de noviembre de 2005

A la hija del chocolatero

Se me vino encima y lo atajé con el pecho, a lo macho. Empezamos a discutir, pero vinieron mis amigos así que el tipo se calmó, sus amigos lo metieron de nuevo en el auto y siguieron su camino. El tipo era petiso pero macizo. Volvimos a nuestra baranda, mis amigos putéandome y yo dando explicaciones pelotudas. Todos pensábamos que todo había pasado y que había sido una boludez y listo. Estábamos equivocados. En ese momento apareció lo que se llama un “rolinga” y nos dijo “vieja, si se pudre estamos con ustedes eh, esos son amigos de los patovas pero los vamo´ a matar”. Qué buena noticia. Bah, una buena y una mala.
No fuimos tan boludos en no controlar que hacían los tipos en el estacionamiento, pero sí se nos escapó que los que venían en el auto de atrás también eran amigos de ellos.
Como decía, desde la baranda los veníamos venir con una trayectoria que no colisionaba con nuestra posición, así que estábamos tranquilos. Pero, como las acciones humanas no son predecibles, nuestro pronóstico falló, y la trayectoria luego de cruzar la baranda tomó un claro sesgo hacia la dirección en la que nos encontrábamos. Sin contar que el grupo del otro auto venía recorriendo una trayectoria simétrica por el otro lado del estacionamiento.
Consecuencia: el tipo se me vino encima de nuevo. Diferencia: a las tres palabras revoleó una trompada que esquivé y le dió de lleno a Beto, el más livianito de mis amigos, que dibujó una perfecta parábola de varios metros de largo. Y aquí verdaderamente, aquí sí, comenzó la hecatombe a la que me refería unos párrafos más arriba.
A mi me agarraron entre dos, pero no lograban pegarme así que uno me agarraba de los pelos y el otro me arañaba toda la cara tratando de que no me escapara.
Para esto alrededor mío se había desatado una verdadera batalla campal.
Beto tomó carrera y le dijo a Gabriel -que intentaba sacarme a los tipos de encima- que se corriera. Le metió tremendo puntinazo justo en el huesito dulce a uno de los que me agarraba. Con esa ayudita logré zafarme de esos dos, pero grande fue mi sorpresa cuando al tratar de ponerme un poco en situación, siento de pronto un fuerte golpe en mi cabeza y un líquido que empieza a descender desde mi cuero cabelludo. Era cerveza. Me doy vuelta, y una de las minas con las que estaba el chabón del inicio, me había dado -paradojalmente- un latazo en la cabeza.
Como decía, a nuestro alrededor se desarrollaba una batalla campal. Se habían sumado los rolingas, y veíamos venir corriendo desde la puerta de los boliches a los fornidos patovicas. Por suerte Beto tuvo un momento de sensatez y nos fue buscando al resto con este elocuente mensaje: -rajemos que se arma la gorda.
Así fue como apareció Fabián, el más grandote de nosotros, que estaba agazapado detrás de un árbol. Uno a uno nos fuimos juntando, hasta que completado el grupo comenzamos la retirada. Como mi amigo Beto se había quedado con la sangre en el ojo por la trompada que había ligado, nos hizo esperarlo mientras él iba y les dejaba a los tipos un recuerdito de la llave de su casa en la chapa del auto. De guardabarro a guardabarro. Una pinturita.
Mientras nos íbamos veíamos el fragor de la batalla, los cuerpos que volaban. Parecía un cuadro de una historieta de Ásterix. Y así, señoras y señores, este cuento, se ha terminado.
Siempre me quedé con la intriga de saber que habrá pasado, quien habrá ligado más -si los rolingas o los patovas, porque aquellos eran muchos, de ver la cara de los tipos al encontrar el auto. También me hubiera gustado presenciar el momento en que todo se termina, y al disiparse la riña, yo, el que había originado todo, no estaba. En fin, nunca lo sabré, pero que se armó un lindo bolonqui ese día por mi culpa, no se puede negar.

Update: gracias Ad por la memoria...

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