23 de octubre de 2006

El día llegó hace rato

"Depende del gobierno cambiar la temperatura del aire y mejorar el clima; un curso dado a las aguas estancadas, bosques plantados o quemados, montañas destruidas por el tiempo o el cultivo constante de su superficie forman un nuevo suelo y un nuevo clima. Tal es el efecto del tiempo, de la habitación de la tierra y de las viscisitudes en el orden físico, que hace que aún los cantones más saludables se hayan tornado morbíficos."

"Si del clima, del régimen, de los usos, de lo habitual de ciertas acciones, resulta el principio desconocido que forma el carácter y los espíritus, puede decirse que los soberanos, en virtud de leyes sabias, de establecimientos útiles, de la molestia que significan los impuestos, de la facultad derivada de su supresión y, en fin, de su ejemplo, rigen la existencia física y moral de sus súbditos. Acaso algún día podremos aprovechar esos instrumentos para dar a las costumbres y el espíritu de la nación un rasgo a voluntad."

(Moheau, Recherches et considérations sur la population de la France, París, Moutard, 1778; citado por Foucault, Michel en Seguridad, territorio, población: curso en el Collège de France: 1977-1978, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2006, p. 43, la negrita es mía)

Ayer estuve acá.

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