5 de diciembre de 2005

Sal

Cuando el calor empieza a aflojar, el viento a soplar fuerte del sur-sureste, y las nubes se amontonan y se ennegrecen, yo salgo. Al balcón, a la terraza, aunque sea a la ventana.
E inspiro el viento. Y lo huelo. El olor a mar, a sal, a iodo, a salitre.
Pienso que ese viento ha zurcado mares y pampas para llegar hasta mi trayéndome un poquito de todo eso.

O me quedo o me voy, pero esto de andar añorando...

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