7 de marzo de 2006

Papeleras

Y sí, ya se que hoy el tema es Ibarra, pero a mi se me dio por tratar el tema de las papeleras.
Para empezar, me pareció de lo mejor que leí sobre el tema este artículo.

También me resultó esclarecedor leer en Página/12 del domingo que Finlandia impuso a Uruguay la firma de un tratado de libre comercio como condición para la instalación de las papeleras. Ese tratado, como podrán apreciar en el artículo que referencié, es totalmente abusivo y asimétrico, sobre todo porque nunca Uruguay va a invertir en Finlandia.
Por eso es que creo que el gesto de nuestro presidente de pedir la suspensión de la construcción de las plantas por 90 días, es atinado.
Es necesario pensar este conflicto con mente amplia, a nivel continental y no como una simple disputa entre dos países vecinos.
El caso de las papeleras es un ejemplo de transferencia de tecnología obsoleta desde el primer mundo hacia el tercero. Esto ha sido siempre así (quiero decir, en los últimos 300 años) y no ha podido revertirse.
Apuntando en esta dirección, lo que este problema pone en el tapete, en mi opinión, es la capacidad de los estados-nación del cono sur de pensarse como integrantes de un continente con problemas comunes, cuyas soluciones serán también comunes, o como un puñado de republiquetas atomizadas en un continente signado por la dependencia.
Por eso, decía, el gesto de Kirchner me pareció atinado, porque apunta a negociar entre los países poniendo un parate a las papeleras. La suspensión sería el primer gesto demostrativo de fuerza conjunta que se aplicaría a las empresas y a los estados extranjeros. Porque ¿qué pasaría si Uruguay dijera "está bien, vamos a pedirle a las empresas que suspendan la construcción por 90 días", y éstas se negaran? Pasarían a ser ellas las intransigentes.
Creo, de todos modos, que la solución sería que los dos países acordaran que sí, que las papeleras pueden construirse, pero que si en el plazo de dos años se constata que las plantas exceden los mínimos establecidos en estos países, serán obligadas a reducir sus emanaciones, pudiendo inclusive ser obligadas a cerrar las plantas. De este modo se lograría la cohesión detrás de un objetivo común, al cual en el futuro -y si el proceso de integración, crecimiento social y consolidación del poder autónomo en América Latina continúa- seguramente adherirán otros paises como Brasil o Venezuela.

No hay comentarios.:

Leo y me gusta