20 de mayo de 2010

Si bien hace rato que defiendo públicamente a este gobierno, y con él al proyecto político que lo encarna y se hace carne, hasta ayer sentía una pequeña molestia, un malestar muy clasemediero pero que no podía evitar.
Y quiero que quede bien claro el uso del tiempo pasado, porque ayer tuve una revelación, una de esas reflexiones que se decantan de un cúmulo de pensares y devenires mentales. No por revelación debe ser estrictamente mística, sino que otra cosa fueron la manzana de Newton, y el baño de Arquímedes.
Vuelvo a mi malestar, que no tenía que ver con falta de autenticidad del sentimiento, o con reproches a las razones que me llevan a considerarme kirchnerista. No, tenía que ver con cierta sensación de que por más fuerte que fuera el sentimiento nunca podría igualar a aquellos peronistas que ya lo eran de antes de que Néstor y después Cristina fueran los referentes que hoy son.
Así me sentía. Hasta ayer, cuando me di cuenta de que  el surgimiento de mi sentimiento peronista merced a los logros de este gobierno no es nada más ni menos que ser auténtica y de algún modo originariamente peronista.
Me explico: como dijo -creo- el general, el justicialismo no se entiende, se comprende y se siente. ¿Cómo sentir al peronismo durante los '90? cuando para mí que no vengo de una cuna peronista (en realidad, sí. Pero estuvo oculta mucho tiempo. De hecho mis viejos estrecharon vínculos -para decirlo de alguna manera- el 20 de junio de 1973 escapando de la balacera. Ya lo contaré) en ese momento peronismo era igual a privatización, subordinación a los intereses de EE.UU. de A., y a las políticas del consenso de Washington, etc. etc.
Me siento un poco como todos aquellos que un poco se incorporaron y otro poco no, al primer peronismo. Sin querer equipararme a la figura de ellos, sino al sentimiento, que al fin es humano, me siento un poco como Carrillo, como Scalabrini Ortiz, como Jauretche, como Walsh. Tipos que venían de otro palo y que siendo intelectuales de la hostia entraron al peronismo por el lado del sentimiento.
Ampliaremos.
¡Viva Perón!

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